Un corto sueño de 40 minutos durante los turnos nocturnos de 12 horas
puede inducir una mejora del rendimiento y alerta de los médicos y
enfermeras que trabajan en los servicios de Urgencias. La afirmación
deriva de los resultados alcanzados en el estudio dirigido por el Dr.
Steven Howard, de la Universidad de Stanford en Palo Alto (Estados
Unidos), y publicados en el número de noviembre de la revista "Annals of Emergency Medicine".
En palabras del Dr. Howard, “esta es la primera vez que el echar una cabezada se ha instituido como intento de atajar el problema de la fatiga en los profesionales santiarios. Y la verdad es que se ha mostrado como con una poderosa, así como ciertamente barata, forma de mejorar nuestra labor”.
Los investigadores utilizaron una variedad de medidas para evaluar el rendimiento y el grado de alerta de 49 médicos y enfermeras que trabajaron 3 turnos nocturnos consecutivos y que fueron incluidas en el grupo de sueño (40 minutos a las 3 de la mañana) o de no sueño de acuerdo con un criterio aleatorio.
La estrategia del sueño (según los datos de la polisomnografía, 24,8 minutos de media en el 90% de los casos) se asoció con una significativa reducción de las caídas de rendimiento, con una potenciación de la energía, con una menor fatiga, y con una menor falta de sueño. Asimismo, los pacientes incluidos en el grupo de sueño obtuvieron mejores resultados en las pruebas de simulación de conducción y en las de inserción de catéteres (modelo informático).
“Los resultados –concluyen los investigadores– muestran que la introducción de los sueños cortos en nuestro horario laboral puede conllevar a mejoras en el rendimiento de los profesionales sanitarios que llevan a cabo los turnos de noche”.
En palabras del Dr. Howard, “esta es la primera vez que el echar una cabezada se ha instituido como intento de atajar el problema de la fatiga en los profesionales santiarios. Y la verdad es que se ha mostrado como con una poderosa, así como ciertamente barata, forma de mejorar nuestra labor”.
Los investigadores utilizaron una variedad de medidas para evaluar el rendimiento y el grado de alerta de 49 médicos y enfermeras que trabajaron 3 turnos nocturnos consecutivos y que fueron incluidas en el grupo de sueño (40 minutos a las 3 de la mañana) o de no sueño de acuerdo con un criterio aleatorio.
La estrategia del sueño (según los datos de la polisomnografía, 24,8 minutos de media en el 90% de los casos) se asoció con una significativa reducción de las caídas de rendimiento, con una potenciación de la energía, con una menor fatiga, y con una menor falta de sueño. Asimismo, los pacientes incluidos en el grupo de sueño obtuvieron mejores resultados en las pruebas de simulación de conducción y en las de inserción de catéteres (modelo informático).
“Los resultados –concluyen los investigadores– muestran que la introducción de los sueños cortos en nuestro horario laboral puede conllevar a mejoras en el rendimiento de los profesionales sanitarios que llevan a cabo los turnos de noche”.
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