martes, 23 de febrero de 2010

ESTO ES LO QUE HAY EN REALIDAD

Tenerife - Mes y medio para lograr una plaza en una ambulancia

SONIA GALDÓN

SANTA CRUZ DE TENERIFE Una vecina de La Laguna denuncia que ha tenido que soportar mes y medio de lista de espera para lograr una plaza en el servicio de ambulancias de transporte no urgente, un tiempo que puede suponer un empeoramiento irreparable de su estado de salud, ya que necesita rehabilitación constante para no quedarse en silla de ruedas el resto de su vida y todo por la grave y rara enfermedad que le ha sido diagnosticada. Durante ese tiempo, y pese a tener una petición de "máxima urgencia", Olga Ramos ha tenido que costearse, con su pensión, los 12 euros que le cuesta el taxi adaptado para que la lleve a la fisioterapia del HUC y afirma que esta situación la padecen muchos pacientes más, que incluso permanecen horas "tirados" en el exterior del hospital para volver a sus casas, un problema de "control y coordinación" del servicio que, asegura, denunciará ante Sanidad y que hace que muchos hayan renunciado a la rehabilitación para evitarse más quebraderos de cabeza con un servicio que "es nuestro derecho ".
Olga Ramos reside en el barrio lagunero de La Verdellada, a escasos 10 minutos del Hospital Universitario de Canarias (HUC) adonde, desde principios de enero, tiene que acudir a rehabilitación tres veces por semana después de un accidente, que le provocó rotura de tibia y peroné en una pierna y la ha devuelto a una silla de ruedas. Olga pasó 15 años de su vida sin poder andar por culpa de una enfermedad de la que sólo se conoce su caso en Tenerife, la escleropolimiositis, una patología que hace que pierda masa muscular con gran rapidez y le produce graves infecciones y daños en la piel al contacto, por ejemplo, con el plástico.
Lo peor que le podía pasar era quedar inmovilizada y, dado que ahora tiene que moverse en silla de ruedas, necesita la que empleó durante años, que está hecha con materiales específicos para evitar la aparición de los dolorosos depósitos de calcio, que sólo pueden ser extirpados quirúrgicamente.
Pero el mayor problema es que debe tener tratamiento rehabilitador permanente para mantener el resto del cuerpo en buena forma y, así, en cuanto se le retire la escayola, poder dedicarse a recuperar la masa muscular perdida en la pierna fracturada, que ya es apreciable a simple vista. "Gracias al trabajo de los especialistas y fisioterapeutas del HUC, tras múltiples y arriesgadas operaciones y con mucho trabajo, pude volver a andar y ser una persona independiente, por lo que ahora me niego a que el servicio de ambulancias decida sobre mi salud y me obligue a depender de terceras personas".
Sin plaza en la zona. Esta crítica obedece a que, durante mes y medio, le han dicho que "sigo en lista de espera porque no han encontrado plaza en mi zona y que no me preocupe, que la rehabilitación no empezaría hasta que tuviera ambulancia, cuando mi problema es que no puedo pasar sin ella".
De hecho, esta lagunera cree que, si no hubiera hecho lo posible para acudir a fisioterapia, los daños en su organismo ya serían casi irreversibles. Pero Olga también critica que no se tenga en cuenta que su petición de transporte es "de máxima urgencia, a lo que me han respondido que ya no lo tienen en cuenta porque todos los médicos lo ponen, una afirmación que me parece extremadamente grave, porque cuestiona su profesionalidad".
Además, destaca que el servicio cuenta con un médico que "vuelve a valorar los casos y las preferencias, pero que no me ha visto ni una sola vez, como sí han hecho el traumatólogo, el fisioterapeuta y el de cabecera, que han reiterado la urgencia del tratamiento".
Olga aclara que el problema no está en el personal ni en el número o calidad de los vehí culos que aporta la concesionaria, sino en el "escaso control y coordinación que, aparentemente, hace el Servicio Canario de Salud de las ambulancias, porque nadie ha querido explicarme por qué sigo sin un servicio que es un derecho ciudadano reconocido y muy importante para las personas con problemas de movilidad".
Asientos vacíos. Es más, cuando ha solicitado transporte para acudir a consulta, no ha tenido ningún problema para disponer de una ambulancia con rampa para silla de ruedas que, curiosamente, "sólo me han transportado a mí pese a estar habilitadas para cinco o siete personas". Por ello, anuncia que presentará una queja formal ante la Consejería canaria de Sanidad para que analice la coordinación y funcionamiento del servicio.
De hecho, asegura que el suyo no es un caso puntual, sino que buena parte de los usuarios de ambulancias para rehabilitación pasan por esta situación. Así, "a listas de espera de meses, se suma que, cuando consigues plaza, te tienen esperando en el exterior del hospital durante horas. He visto a personas con bombas de oxígeno a las que se les ha agotado y han atendido en urgencias o a diabéticos que se desmayan, cuando hay ambulancias de sobra".




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