La
despertaron unos gritos que procedían de la escalera. Al asomarse a la
mirilla, observó que quien chillaba era una vecina del cuarto piso, una
mujer de origen china que estaba embarazada. «Se ha puesto de parto»,
pensó en ese momento. Lo que no imaginaba Susana Berzosa es que se iba a
convertir en improvisada matrona. «Ha dado a luz en la puerta de mi
casa», afirma.
Todo
comenzó en torno a las siete de la mañana de ayer. Cuando salieron al
rellano, Susana y su marido, Antonio Vázquez, encontraron a la
parturienta junto a su esposo, un empresario chino al que todos conocen
por el nombre de Paco. La mujer había roto aguas. «Habían empezado a
bajar las escaleras -el bloque, en el número 15 de la avenida de Europa,
no tiene ascensor-, pero por lo que se ve ella no pudo más y se pararon
en el tercero», relata la vecina.
En
esos momentos se presentó allí un técnico con una ambulancia de
traslado para llevarla a un hospital, creyendo que había comenzado con
las contracciones. «Parece que no supieron explicarlo bien cuando
llamaron por teléfono -opina Susana-, porque el muchacho vino solo con
una silla». Intentaron subirla a ella para bajar las escaleras, pero la
joven estaba tan dolorida que tuvieron que desistir.
«Cuando
la tumbaron en el suelo, al bebé ya se le veía la cabecita. No pasó ni
un minuto y ya estaba allí la niña», añade emocionada la mujer, que ya
había asistido antes a los nacimientos de sus dos sobrinas. «Ha sido muy
emocionante. Al principio estábamos todos un poco asustados hasta que
vimos que la pequeña abría los ojos. La mujer se desmayó un poquito,
pero nada más». Unos minutos más tarde llegó un equipo de emergencias
del 061, que cortó el cordón umbilical y dispuso su traslado a un
hospital. «Yo saqué sábanas, toallas... El médico le lio la cabeza a la
pequeña la cabeza con una funda de almohada», añade.
Cuando
vieron que madre e hija estaban bien, todos respiraron tranquilos. «El
técnico estaba impresionado. Me dijo: 'Todavía no me lo puedo creer, me
parece que estoy en un sueño'. Yo le contesté: 'Tranquilo, hombre, que
lo has hecho muy bien'. Todos ayudamos un poco. También había allí unos
agentes de la Policía Local, que trataron de tranquilizar a la madre
durante el parto».
Pero
el más contento de todos era, sin duda, el padre, cuenta la vecina.
«Estaba muy agradecido por nuestra ayuda. Tiene otro hijo de dos años
que me llama 'Chuchi'. Paco me preguntó cuál era mi nombre y me dijo que
el niño iba a tener dos 'Chuchis'. Quiere ponerle Susana al bebé».
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