El copago en el transporte sanitario alterará
la eficiencia y las necesidades asistenciales
y sociales en los grupos menos protegidos
ANEA considera que el transporte sanitario es un eje
vertebrador del territorio y el copago va en contra de la
equidad en el Sistema Sanitario.
Rompe la equidad
El transporte sanitario no urgente facilita el acceso a
los hospitales públicos a toda la población española y
es especialmente importante en el medio rural, porque
garantiza la igualdad de condiciones en la asistencia
sanitaria, a todos, independientemente de su nivel de
renta y de la localidad en que resida.
El Real Decreto Ley 16/2012 que establece el copago
para el transporte sanitario no urgente, castiga a las
zonas rurales a pagar un servicio para el que no tienen
alternativa y restringe y mucho el principio de equidad
que rige el sistema.
El transporte sanitario es una prestación básica
En las zonas rurales, mayoritariamente despobladas,
con una población envejecida y sin rutas de transporte
público de viajeros, la existencia de una ambulancia
en su comarca o localidad es un pilar básico de su
asentamiento, y una prestación básica de la Sanidad,
como recoge la Cartera de Servicios Comunes del SNS
en 2006.
Cuestionar ahora que este transporte sanitario no
es básico, en ANEA “nos parece una agresión al
usuario que “alterará la utilidad terapéutica de dichos
procesos” ya que es una prolongación de los servicios
de rehabilitación, prevención, diagnóstico, y tratamiento
incluidos en la cartera común básica.
Genera inseguridad
La indefinición del Real Decreto Ley 16/2012 sobre cómo
se hará efectivo ese copago, que el Ministerio traslada
a las comunidades autónomas, genera una inseguridad
lógica ante lo desconocido.
ANEA se plantea muchas preguntas que a día de hoy no
tienen respuesta:
Ya que las competencias en materia de transporte
sanitario están transferidas a las autonomías, ¿podrán
las comunidades autónomas decidir si aplican el
copago o no?¿Cómo se decide el precio del servicio?
¿Por kilómetro? ¿Con un mínimo más el kilometraje?
¿Por número de viajes? ¿Cuál será el precio en el que
participar si cada zona tiene su propio convenio con
las empresas? ¿Tendrán las ambulancias que cobrar
el traslado? ¿Qué servicios estarán exentos del pago?
¿Que tratamientos, diálisis, quimioterapia, radioterapia?
¿Y la rehabilitación? ¿Y las altas hospitalarias? ¿Y las
consultas externas? ¿Cómo afecta a los servicios de los
enfermos de los ámbitos rurales menos protegidos?.
ANEA también recoge día a día las inquietudes de los
enfermos, pacientes crónicos o personas que dependen
de la ambulancia para acudir al hospital, que interrogan
a los técnicos sobre el futuro del servicio. ¿Hasta cuando
podré utilizar la ambulancia sin pagar? ¿Cuánto me va a
costar el viaje? ¿Cuánto vamos a ahorrar?
ANEA es consciente de que en estas circunstancias de
recesión, hay que hacer ajustes. Y nos ofrecemos a aportar
ideas y a colaborar en medidas que optimicen el gasto
como pueden ser la instauración en los hospitales de los
servicios de pre-alta hospitalaria u otros, no estando en
contra de que se revise el sistema de transporte sanitario
y si hay que recortar, que sea de la manera menos
gravosa para el usuario o donde se pueda detectar un
abuso o despilfarro de recursos. Todos queremos un
transporte sanitario eficiente y la Administración nos
ha tenido y nos tiene a su lado para trabajar juntos en
su mejora y lo hacemos de forma regular a través del
Grupo de Trabajo de Transporte Sanitario, un órgano
consultor que engloba expertos gestores autonómicos
de transporte sanitario, representantes del Ministerio de
Sanidad y de la propia ANEA.
la eficiencia y las necesidades asistenciales
y sociales en los grupos menos protegidos
ANEA considera que el transporte sanitario es un eje
vertebrador del territorio y el copago va en contra de la
equidad en el Sistema Sanitario.
Rompe la equidad
El transporte sanitario no urgente facilita el acceso a
los hospitales públicos a toda la población española y
es especialmente importante en el medio rural, porque
garantiza la igualdad de condiciones en la asistencia
sanitaria, a todos, independientemente de su nivel de
renta y de la localidad en que resida.
El Real Decreto Ley 16/2012 que establece el copago
para el transporte sanitario no urgente, castiga a las
zonas rurales a pagar un servicio para el que no tienen
alternativa y restringe y mucho el principio de equidad
que rige el sistema.
El transporte sanitario es una prestación básica
En las zonas rurales, mayoritariamente despobladas,
con una población envejecida y sin rutas de transporte
público de viajeros, la existencia de una ambulancia
en su comarca o localidad es un pilar básico de su
asentamiento, y una prestación básica de la Sanidad,
como recoge la Cartera de Servicios Comunes del SNS
en 2006.
Cuestionar ahora que este transporte sanitario no
es básico, en ANEA “nos parece una agresión al
usuario que “alterará la utilidad terapéutica de dichos
procesos” ya que es una prolongación de los servicios
de rehabilitación, prevención, diagnóstico, y tratamiento
incluidos en la cartera común básica.
Genera inseguridad
La indefinición del Real Decreto Ley 16/2012 sobre cómo
se hará efectivo ese copago, que el Ministerio traslada
a las comunidades autónomas, genera una inseguridad
lógica ante lo desconocido.
ANEA se plantea muchas preguntas que a día de hoy no
tienen respuesta:
Ya que las competencias en materia de transporte
sanitario están transferidas a las autonomías, ¿podrán
las comunidades autónomas decidir si aplican el
copago o no?¿Cómo se decide el precio del servicio?
¿Por kilómetro? ¿Con un mínimo más el kilometraje?
¿Por número de viajes? ¿Cuál será el precio en el que
participar si cada zona tiene su propio convenio con
las empresas? ¿Tendrán las ambulancias que cobrar
el traslado? ¿Qué servicios estarán exentos del pago?
¿Que tratamientos, diálisis, quimioterapia, radioterapia?
¿Y la rehabilitación? ¿Y las altas hospitalarias? ¿Y las
consultas externas? ¿Cómo afecta a los servicios de los
enfermos de los ámbitos rurales menos protegidos?.
ANEA también recoge día a día las inquietudes de los
enfermos, pacientes crónicos o personas que dependen
de la ambulancia para acudir al hospital, que interrogan
a los técnicos sobre el futuro del servicio. ¿Hasta cuando
podré utilizar la ambulancia sin pagar? ¿Cuánto me va a
costar el viaje? ¿Cuánto vamos a ahorrar?
ANEA es consciente de que en estas circunstancias de
recesión, hay que hacer ajustes. Y nos ofrecemos a aportar
ideas y a colaborar en medidas que optimicen el gasto
como pueden ser la instauración en los hospitales de los
servicios de pre-alta hospitalaria u otros, no estando en
contra de que se revise el sistema de transporte sanitario
y si hay que recortar, que sea de la manera menos
gravosa para el usuario o donde se pueda detectar un
abuso o despilfarro de recursos. Todos queremos un
transporte sanitario eficiente y la Administración nos
ha tenido y nos tiene a su lado para trabajar juntos en
su mejora y lo hacemos de forma regular a través del
Grupo de Trabajo de Transporte Sanitario, un órgano
consultor que engloba expertos gestores autonómicos
de transporte sanitario, representantes del Ministerio de
Sanidad y de la propia ANEA.
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